Gira Castilla y León

Si vas a contar esas cosas, mejor cuenta compases

Decía el escritor Gabriel García Márquez que todos los hoteles le parecían el mismo y que cuando despertaba en alguno de los muchos que habitó tenía dificultades para identificar la ciudad en la que se encontraba. Definitivamente no es posible determinar el grado de atención a los detalles del día a día que mostraba el autor de Cien años de soledad, o quizá en la Sinfónica de Galicia no viajamos tanto como el maestro de las letras, pero cada ciudad es para nosotros siempre una aventura y una sorpresa cuando emprendemos una nueva ruta.

Si esperabas frío te recibe un sol tibio que revienta de gozo por la mañana y sin duda no es lo mismo que, en el hotel, el cuarto de baño luzca el clásico alicatado o esté forrado de espejos, pues marca la diferencia entre lo que puede ser un plácido y breve retiro y una lamentable escena.

Y es que en las giras, como en la vida, siempre hay cosas que nunca cuentas, como el número de compases a los que Zita, la archivera, tiene que poner arcos para un concierto como el que anoche se ofreció en el Fórum Evolución de Burgos.

Sí, arcos. O lo que es lo mismo: todas las marcas que hay que escribir a lápiz en cada una de las partichelas de los instrumentistas de cuerda. Ese trabajo lento, monótono y ciertamente pesado muy próximo en la desesperación al grabado musical antes de la era informática al que el escritor Honoré de Balzac se refería como «uno de los trabajos más tiránicos por su minuciosidad».

Y ya que hay cosas que nunca se cuentan, como los compases, hoy decidimos contar los compases que contiene la Sinfonía nº 2 de Rachmáninov que sonaba en la segunda parte del programa.

Resulta que tras varios intentos, de perderte en la cuenta y volver a empezar, descubrimos alarmados que la obra tiene cerca de dos mil (centena arriba o abajo), lo que multiplicado por los 27 atriles que esta noche sembraron el escenario del Fórum suma un total de 54.000 compases a los que Zita tuvo que poner marcas con la ayuda de Diana, auxiliar de archivo de la OSG, para una hora de música, lo que sin duda se aproxima grosso modo a los 100.000 compases para lo que vienen siendo las clásicas dos horas que acostumbra a durar un concierto. Lo dicho: hay cosas que es mejor no contar.

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