Después de tantas giras por aquí y por allá uno tiene siempre la vaga sensación de que todas las giras se parecen, aunque unas se parezcan más que otras. Nada más lejos de la realidad terca de cada salida: cada gira se alimenta de sus propias neuras, desde qué meter en la maleta para el frío, calor, humedad, ambiente seco, etcétera hasta cómo afectará el ambiente seco y frío de Valladolid a los instrumentos de madera, siempre tan sensibles a los cambios de presión, temperatura, humedad etcétera. Lo dice Juan Ferrer durante el primer trayecto en autobús: «la madera está viva». Por eso hay que probar distintas cañas.
O a vueltas con las típicas paranoias sobre si habrá nuevos contenidos que reflejar en el blog On The Road o si esta tos no acabará empeorando. Etcétera.
Cada gira, como cada concierto, es diferente dentro de lo parecidas que son en sus preocupaciones y neuras básicas. En esta pequeña aventura por Castilla y León hemos tenido la suerte de pasar en autobús por casi todo tipo de paisaje (y bendito móvil, que sirve para mantenerte en contacto con la familia, hacer fotos de Villafranca del Bierzo —con nieve—, trabajar en algunos documentos pendientes de la oficina, ver una serie, escuchar música o para simplemente tenerlo apagado para que no te den el latazo) y así el traslado no se hace tan largo.
En Valladolid teníamos la novedad del Centro Cultural Miguel Delibes —que, por cierto, es tan inmenso como la obra literaria del ilustre escritor del que lleva su nombre—, en el que la OSG actuaba por primera vez y en cuyo interior algunos tuvimos el dudoso privilegio de perdernos. Es un recinto que se antoja infinito, con sus salas de ensayo y de prensa, zonas de descanso, cafetería, restaurante y una acústica de poner los dientes largos. Además, estrenábamos auxiliar de regidora en gira, Montse, que aunque lleva unas semanas con nosotros parece ya de la familia de toda la vida.
Dima Slobodeniouk —que usa dos camisas por concierto: una para la primera parte y otra para la segunda y que él mismo se encarga de planchar en su camerino— parecía encantado con la acústica de la sala, siempre con José Manuel Ageitos, el regidor, atento a cualquier sugerencia o petición mientras José Manuel Queijo observa, también como siempre, desde la distancia.
Dicen que queda mal que digamos nosotros que la sala estaba a rebosar y que el público terminó entusiasmado, así que en la próxima entrada a este blog seguiremos sin decir nada al respecto.
Categories: Gira Castilla y León
Comments are closed.