Sinfónica de Galicia en Vigo

Gustav Mahler con la OSG en el cielo al que siempre van los buenos

Parece ya algo así como una confluencia astral que se viene produciendo en las últimas grandes presentaciones de la OSG fuera de su sede coruñesa, porque cada vez que se alinea el planeta Mahler con el planeta Sinfónica de Galicia bajo la dirección de Dima Slobodeniouk todos suben a los cielos y provocan el delirio: sucedió con la Sinfonía nº 6 en Abu Dabi en 2016, con Das Lied von der Erde en Bilbao en 2017 y sucedió ayer noche en Vigo con la Sinfonía Resurrección en el flamante Auditorio Mar de Vigo cuyo público prolongó sus bravos y aplausos durante algo más de 12 larguísimos minutos.

Además, y aunque siempre hay una primera vez para todo, en el concierto de anoche confluyeron varios «primera vez»: primera Sinfonía Resurrección de Mahler bajo la dirección de Dima, primera vez con el Coro de la OSG que dirige Joan Company —y que en unos meses inicia la celebración de su veinte aniversario— y la Sinfónica de Galicia con sus plantillas al completo sobre un escenario en Vigo, apertura del primer ciclo que la OSG organiza en la ciudad en colaboración con el Concello y el Auditorio Mar de Vigo y primera vez que se interpreta en Galicia Canto fúnebre, una primeriza obra de Igor Stravinski que se creía perdida y que se ha podido recuperar hace poco más de dos años en San Petersburgo.

El Auditorio Mar de Vigo se reveló como un lugar ideal para subir a los cielos con esta «Resurrección» de Mahler, con una excelente acústica, un gran escenario que da cabida a la descomunal plantilla orquestal mahleriana, una estupenda dotación técnica con montacargas que recoge material a pie de camión dentro del mismo edificio, ascensores que comunican con todas partes, camerinos amplios y muy bien dotados, salas de estudio individual insonorizadas y todo tipo de servicios que hacen que el trabajo de los técnicos de producción y regiduría sea mucho más llevadero y además 1.400 butacas para acoger a un público entusiasta con el que ascender a las alturas  en un Auditorio que anoche estaba a rebosar y que además de a la orquesta, coro y director, pudo escuchar con una perfecta proyección sonora, las voces de Marta Mathèu y Okka von Der Damerau que completaron el larguísimo reparto.

Pues ya solo queda empezar a descontar los días que faltan para el próximo encuentro de la Sinfónica de Galicia con el público del Auditorio Mar de Vigo: obras de Haydn, Chaikovski y Bartók con la violinista Baiba Skride como solista en el Concierto para violín del compositor ruso y de nuevo Dima Slobodeniouk a los mandos de la nave… La cosa promete.

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